miércoles, 17 de febrero de 2010

EL ENSAYO FILOSOFICO

LECTURA DE ENTRADA: OBEDIENTES Y REBELDES
Acabé el capítulo anterior citán­dote la venerable opinión de Aristóteles: "el hombre es un animal cívico, un animal político" (lo cual no debe confundirse con que los po­líticos sean unos animales, como opinan algunos). Es decir, que somos bichos sociables, pero no instintiva y automáticamente sociales, como las gacelas o las hormigas. A diferen­cia de estas especies, los humanos in­ventamos formas de sociedad diver­sas, transformamos la sociedad en que hemos nacido y en la que vivie­ron nuestros padres, hacemos experi­mentos organizativos nunca antes in­tentados, en una palabra: no sólo repetimos los gestos de los demás y obedecemos las normas de nuestro grupo (como hace cualquier otro animal que se respete) sino que lle­gado el caso desobedecemos, nos re­belamos, violamos las rutinas y las normas establecidas, armamos un follón que para qué. Lo que quería decir Aristóteles, tan formalito co­mo creíamos que era, es que el hom­bre es el único animal capaz de su­blevarse... Qué digo "capaz": los hombres nos estamos sublevando a cada paso, obedecemos siempre un poco a regañadientes. No hacemos lo que los demás quieren sin rechis­tar, como las abejas, sino que es pre­ciso convencernos y muchas veces obligarnos a desempeñar el papel que la sociedad nos atribuye. Otro filóso­fo muy ilustre, Immanuel Kant, dijo que los hombres somos "insocial­mente sociables". O sea que nuestra forma de vivir en sociedad no es sólo obedecer y repetir, sino también re­belarnos e inventar.
Pero atención: no nos rebelamos contra la sociedad, sino contra una sociedad determinada. No desobe­decemos porque no queramos obe­decer jamás a nada ni a nadie, sino porque queremos mejores razones para obedecer de las que nos dan y jefes que ordenen con una autoridad más respetable. Por eso el viejo Kant señaló que somos "insocialmente so­ciables", no asociales antisociales sin más. Los grupos animales cambian a veces sus pautas de conducta, de acuerdo con las exigencias de la evo­lución biológica cuya orientación tiende a asegurar la conservación de la especie. Las sociedades humanas se transforman históricamente, de acuerdo con criterios mucho más complejos... que no sabemos cuáles son. Unos cambios intentan asegu­rar determinados objetivos, otros consolidar ciertos valores, y muchas transformaciones parecen provenir del descubrimiento de nuevas técni­cas para hacer o deshacer cosas. Lo único indudable es que en todas las sociedades humanas (y en cada miembro individual de esas sociedades) se dan razones para la rebelión. Tan sociables somos cuando obede­cemos por las razones que nos pare-válidas como cuando desobedecemos y nos sublevamos por otras se nos antojan de más peso. De modo que, para entender algo de la política, tendremos que plantearnos esas diversas razones. Porque la política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse... (Fernando Savater, Política para Amador)
El ensayo no es un ar­tículo, ni una meditación, ni una reseña bibliográfica, ni unas memorias. Un ensayo puede ser cualquier cosa o varios de los anteriores". Se sabe que el ensayo se presta a todo tipo de materia: ciencia, periodismo, literatura y, ahora, filosofía. ¿Qué tienen en común estos tipos de ensayo? Podría decirse que varias cosas: un tono personal (subjetivo), un enfo­que argumentativo y un propósito persuasivo.
El ensayo filosófico, paara Muchos es "el ensayo por excelencia", ya que el género ensayístico nace con los antiguos y clásicos filósofos griegos y romanos como una combinación de la oratoria y la epístola, es decir, como una fusión de discurso persuasivo y comunicación intimista, familiar. Pero, aunque hoy el ensayo no se reduce al servicio de la filosofía, sin duda es fiel al ejercicio filosófico mismo, entendido como la práctica del discernimiento, es decir, co­mo la puesta en acción de la inteligencia que reflexiona, medita.
Características del ensayo filosófico
Tratamiento trascendente del tema: el asunto de que trate el ensayo fi­losófico es secundario, es decir, cualquier tema es válido. Lo que da carác­ter a este tipo de ensayo es la manera como se enfoca o se trata dicho te­ma. El tratamiento filosófico de un contenido supone una perspectiva trascendente, esto es, que abarque lo esencial, lo que está más allá de las apariencias. Se accede a los grandes problemas que preocupan al ser humano: la vida, la muerte, el amor, la justicia, el poder, Dios, la verdad, la convivencia.
Argumentación lógica: aunque pueda parecer una obviedad, el ensayo filosófico fundamenta su discurso en una cuidadosa lógica argumentativa. El pensamiento filosófico opera casi como un lenguaje matemático. El or­den y la relación entre las ideas deben ser sumamente claros y coherentes. Se opta por una estrategia argumentativa según la exigencia del tema y, también, según la propia forma de pensamiento: inductiva, deduc­tiva, dialéctica.
TALLER DE APLICACIÓN: A partir de la lectura del texto la profescia de Sócrates (Véase wshspc.blogspot.com), Elabora un ensayo filosófico.

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